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viernes, 2 de diciembre de 2011

::Moda Medica "y se supone que es bajo un protocolo"

::Hey peooople, encontre un articulo batsnte interesante sobre lo que los MEDICOS, estan tomando como moda entre ellos :)
Moda para prescribir medicamentos

El carácter del artículo es típicamente descriptivo, su autor tiene el propósito de mostrar cómo las "modas médicas" determinan el cuidado médico. De lectura rápida y amena, el texto nos lleva de un ejemplo a otro - por demás muy reconocibles en nuestro medio por esto de la globalización- para confirmar el imperativo:"Lo que es nuevo es mejor" y la conclusión: "No recetar lo último es equivalente a estar fuera del mundo". Con el agregado de que esta conducta a-crítica afecta masivamente a los médicos, no resultando una excepción aquellos reconocidos como "los mejores y los más brillantes", ellos tampoco son inmunes al contagio.
Lo central de la primera parte podríamos sintetizarlo en:

Los médicos adquieren su hábito de recetar más de colegas (de boca en boca), que de la literatura científica.
La prescripción médica no necesariamente se basa en la utilidad comprobada del fármaco.

Sin embargo no sólo se trata, de un "tiempo" relacionado con la novedad o las expectativas respecto de una nueva droga. Los nuevos ejemplos pondrán énfasis descubrir "costumbres " en la prescripción independientes de efectividad, diferencia genérica, disponibilidad, etc. o innovaciones inmerecidas y de poco comprobable beneficio:
"Los juegos que los doctores aprenden a aguantar son soportar estas controversias; esperan el movimiento de la manada; mientras tanto el médico sabe que peor que recetar fuera de moda es no recetar nada."

Aquí entra a jugar otro elemento: la respuesta a la demanda del paciente, no sólo debe dársele lo que pide, o supone el médico que él espera, sino que siempre tiene que darle algo...pero algo que se pueda comprar. El riesgo, es que si no el "cliente" se va a la competencia, es decir siempre habrá otro médico dispuesto a satisfacer su demanda.

El lugar de paciente ha sido sustituido por el de consumidor.
¿Y ...el lugar del médico?
Moda para diagnosticar

Las indicaciones de estudios para exámenes, tests y evaluaciones varias también para el autor se piden "a la carta", pero también los subsidios para investigación son sensibles a menús en boga. Hay preguntas científicas que entran o salen de la moda. Tomemos como ejemplo el interés por el colesterol, que fue sacado de circulación en los cincuenta y retornó en furiosa remake en los ochenta. Agregaremos nosotros, que como la minifalda, el colesterol fue escalando en los noventa hasta admitirse un modelo que actualmente luce con beneplácito muy pocos dígitos.
Sabemos que ni aquí, ni en la medicina del "primer mundo" hay demasiada tolerancia a la autocrítica, pues no es una cuestión geográfica, sino de posición de los sujetos, por lo que el autor se disculpa: "No es para menospreciar la importancia de las investigaciones recientes, sólo reflejo mi sentido de déjà vu..."
Esta característica de "pulsación" respecto del interés científico en determinados temas es paradigmático con el "stress", no por eso la ciencia ha arrojado más claridad sobre este neologismo comodín, que actualmente corre serio peligro de extinción bajo la mira del código genético, la nueva panacea de moda que explicaría absolutamente todo a partir de localizar el segmento biológico correspondiente. ¿Se diseñará un protocolo explorativo para aislar el gen que hace a los médicos vulnerables a la propaganda científica de moda?


Tratamientos a la moda
Las enfermedades y sus tratamientos también tienen su estrellato por algún tiempo: la mononucleosis, el prolapso de válvula mitral, el síndrome de stress postraumático, la osteoporosis, la fibromiositis, el síndrome pre-menstrual, la candidiasis hipersensitiva, etc, y tantas otras cuya existencia incluso puede despertar dudas, pero no mientras están en el candelero de la difusión pública, cuestionar este punto sería algo así como pedir las pruebas de la existencia de Dios.

El autor se previene de la excomunión:
"De ninguna manera me estoy burlando de los miedos del paciente o de la gravedad de algunos de estos desórdenes. Lo que estoy diciendo es que estamos predispuestos a diagnosticar y nuestros pacientes a preocuparse por las enfermedades que están siendo popularizadas y están impresionando nuestras mentes."
Como "fenómeno acompañante", señala las influencias de especialistas empresariales y de clínicas que comercializan con la capitalización de la demanda promovida por los medios de difusión y la sofisticación técnica. Habría que acotar entonces, que no son sólo las mentes de los médicos sensibles a los juegos del mercado de la salud, sino también especialmente sus bolsillos...

El status de la profesión médica, originalmente relacionada con el arte, la religión, la sabiduría, la filosofía, etc.; ha sufrido una mutación no despreciable en términos de tender a propósitos y objetivos diversos a los declarados hipocráticamente en códigos de ética y asociaciones médicas internacionales reconocidas.
Pero no es un punto de llegada de esta reflexión acordar una crítica a ciertas modalidades de ejercer la medicina, que el artículo describe.
Más allá del propósito testimonial del autor, importa develar los límites y relatividades de una práctica que no hace falta endiosarla para reconocer sus virtudes. Cuanto más esté advertido el médico de los efectos de su función y de las particularidades de su propia relación con los pares y con los pacientes, menos dispuesto estará a confiar livianamente en enunciados "enlatados" para vender ciencia como "recetas fáciles para el médico moderno". La defección de la crítica intelectual, de la autocrítica y el no reconocimiento de las limitaciones de sus ideas e instrumentos, producen con seguridad mayor número de víctimas que las enfermedades más difundidas en la población mundial.

Que el cada vez más promocionado sector de la salud a la moda: nutrición y buen estado físico, resulte especialmente influenciable por los dictámenes caprichosos y comerciales sobre las indicaciones médicas, parece ser aceptado por los profesionales; pero cuando la moda se aloja en los quirófanos y no solamente por estética, las consecuencias y las dudas éticas revisten mayor cautela.

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